Ionización natural
Los ionizadores para hogares y oficinas surgieron como una
necesidad frente la invasión de radiaciones nocivas, generadas por artefactos
eléctricos en ambientes cerrados. La energía eléctrica fluye entre partículas
de distintas polaridades, llamadas iones. Un ión negativo es una molécula electrónicamente
cargada compuesta de oxígeno. Un ión positivo es una molécula que ha perdido sus
electrones en el proceso de contaminación atmosférica.
Nuestra salud física y mental está
influenciada entre otras cosas, por la correcta ionización del ambiente en que
vivimos. Hoy existen más fuentes de iones positivos que en el pasado, lo cual
crea un desequilibrio eléctrico que nos afecta sensiblemente (redes eléctricas,
calefacción, sistemas de enfriamiento, televisores, radios, transmisores,
radares, computadoras, extractores, microondas, teléfonos celulares, humo de
cigarrillo, etc..). Para comprender esto, basta con pensar cuánto
mejoran nuestros sentimientos en un clima de montaña o en medio de un pinar,
lugares donde se concentra una gran cantidad de iones negativos.
El exceso de iones positivos,
producido por la contaminación química y electromagnética, es causa de estrés
(estimula la producción de noradrenalina), puede producir insomnio, migrañas,
agotamiento, hipertensión, depresión y agravar el asma y las alergias
respiratorias. Una mayor cantidad de iones
negativos mejora la
calidad ambiental, elimina las partículas en suspensión del aire (polen, polvo,
ácaros, bacterias) y tiene efectos
neurobiológicos muy positivos; induce el relax y favorece la secreción de
melatonina (mejora la calidad del sueño y de la regeneración celular). Producen
mejorías en alergias, dolores de cabeza y jaqueca, reducen la severidad de los
ataques de asma, pueden realzar el sistema inmune, aumentar la productividad en
el trabajo, fortalecer la concentración, aumentar la capacidad pulmonar, y
reducir la susceptibilidad a gripes y resfríos recurrentes.
En la
naturaleza, los iones negativos se crean por medio del viento, la luz solar,
las caídas de agua, las tempestades y la lluvia. En el aire fresco encontramos
hasta 4.000 iones negativos por centímetro cúbico (el tamaño de un cubo de
azúcar), mientras que cerca de una cascada se pueden hallar hasta 10.000 iones
negativos. Como contraparte, está calculado que el número de iones negativos en
grandes ciudades no alcanza los 100 por centímetro cúbico. Estudios científicos
demuestran que las lámparas de cristal de sal pueden aumentar la cuenta de
iones negativos en su derredor hasta en un 300%. Cuando el cristal de sal
andina se calienta, absorbe humedad y el contacto con estas partículas provoca
la liberación de iones negativos, funcionando como un ionizador absolutamente
natural.
Las
lámparas de sal armonizan nuestros
ambientes y neutralizan la influencia
nociva de los campos electromagnéticos artificiales. Es la razón por la cual
estas lámparas forman parte del arsenal de recursos de los profesionales del
Feng Shui, ciencia oriental milenaria que procura la armonización de los
ambientes habitados.
Extraído del libro “La Sal Saludable”